lunes, 1 de febrero de 2010

ALICIA DÍEZ JARAMILLO (María Gertrudis de las Mercedes)

PARTIDA DE BAUTISMO: En la iglesia de Santa Ana de Fredonia el 17 de Noviembre de 1875, yo el cura párroco que escribo, bautice solemnemente a una niña que nació el 16 de Noviembre, bautice a esta a quien nombré María Gertrudis de las Mercedes, hija legitima de Federico Díez y Lucrecia Jaramillo. Vecino de esta parroquia. Abuelos paternos José María Díez y María del Carmen Arango y maternos Tomás Jaramillo y María Elvira de las Mercedes Vélez. Fueron sus padrinos Baltasar Vélez y Etelvina Escobar, a quienes advertí el parentesco y obligaciones que contrajeron. Doy fe. Emilio Salazar.

Es grato presentar en esta obra a una de las insignes hijas de Fredonia. Alguien que desde su juventud ingresó al magisterio a aportar lo que le es posible de sus capacidades, no sólo como maestra sino también como colaboradora e impulsora de la comunidad en que vivía y que proyecto a quienes la conocieron.
En su vida desarrolló obras que se recuerdan con gratitud. También es un ejemplo para las nuevas generaciones y nuestras que se expanden en realizar lo que sus capacidades y oportunidades lo permitan.
Alicia Díez es un nombre inmemorable por la labor desempeñada en pro de la educación y el desarrollo de la comunidad por sus virtudes irradiadas a la que la rodearon y tienen relación con la educación.

ESTAMPA DE UNA MUJER EJEMPLAR
Era el 16 de Noviembre de 1875 en el hogar de Don Federico Díez y Doña Lucrecia Jaramillo, se mecía con cariño la cuna de la primogénita, cuyo nombre encabeza estas líneas.
El arrullo paternal que en la cuna se le dada la recién nacida, era así como una melodía a veces arrebatada y dulce y otras cristianas y llenas de amor, como ese canto modulado por los labios de tan reconocidos patriarcas, tradujeron la plegaria más santa y la más arrobadora de todas.
Salida de la cuna pasó a brazos de sus padres, más viva en la gracia, más despierta en la inteligencia, más dulce en su inocencia. Crecía en su virtud y se adivinaba en sus figurasangelicales una promesa como si el cielo se hubiera anticipado a escogerla como depositaria de ella.
Su juventud fue corriendo lentamente como el viento de la ondina y crecía a la par con su inteligencia y su modestia. Había en aquel hogar de imborrable memoria el don de la virtud, cualidad que supieron vestir todos los hijos pero con más esplendor y más visibilidad lo hizo Alicia, hasta ganarse la admiración de todas las gentes, tanto de la sociedad, como la del campo.
En 1895 ingresó al magisterio, tocándole durante 6 años regentar escuelas privadas y luego pasó a la Escuela Pública. En esta tarea de incalculable valor, el cual forma varias generaciones que hoy son ornato y orgullo de los distintos ramos en que le tocaba actuar a la mujer, permaneció por espacio de 31 años todos al servicio de Fredonia y de la patria.
Su nombre que es símbolo de victoria, se oye pronunciar por todas partes. En los claustros, los hogares, congresistas, hospitales, conventos y hasta los recovecos de los caminos, el nombre de Alicia Díez se pronuncia con la más viva complacencia, con el más infinito recuerdo, con la más extensa emoción como una jaculatoria de satisfacción.
Su inteligencia clara como un manantial de agua no cesaba un instante apartar sanas ideas. Fundó la sopa escolar, para logar por este medio que las niñas pobres pudieran recibir educación cristiana y como una hermana de la caridad sin toga, servía la sopa y vigilaba a las niñas, con la satisfacción y modestia que le eran peculiares.
Proyectó el ropero escolar el cual no germinó por circunstancias que en este tiempo era imposible pero en todo caso fue fruto de su inteligencia. En 1926 fue jubilada con la ley y el pueblo de Fredonia se llenó de júbilo cuando se decretó la ceremonia.
El doctor Jesús Antonio Hoyos digno hijo de Marinilla y rector entonces del colegio de varones de esta ciudad, le obsequió la medalla del mérito y pronunció un discurso admirable en el cual exaltó las virtudes morales y cívicas de este insigne institutora.
No conforme con 31 años de servicio a la sociedad y la patria, demostró su amor a Fredonia interviniendo directamente en el progreso moral y material de la población. Fundó el “Café San Isidro” el cual duró 13 años diferentes, está destinado a la reconstrucción del templo parroquial, fue presidenta de la asociación de hijas de María por más de 30 años, hizo construir el altar de la inmaculada, ayudó al pago de las ventanas, el cielo raso, etc.
Tomó parte muy activa en establecer el catecismo para los niños, ayudó con su colaboración que era eficaz y necesaria. Fue presidenta durante algún tiempo de la archicofradía de nuestra señora del Perpetúo Socorro y bajo esta protección fundó en el año 1938 la sociedad del mutuo auxilio, idea que acarició durante varios años.
La sociedad del mutuo auxilio cuenta hoy con una casa propia y solar contiguo con el fin de logar más tarde la construcción de una casa de beneficencia para alisar niñas huérfanas. En esta casa funciona una escuela de corte para las señoritas que pertenecen al mutuo auxilio y que favorecen la suerte. En el hospital parroquia se está construyendo dos pabellones por cuenta del mutuo auxilio, con mira a atender exclusivamente a los socios enfermos.
Compró las imágenes de la gruta de Lourdes la cual está bellamente incrustada en la roca de Combia como un purísimo barrote de perla en la concha ondulada, de una ostra. Ante ese monumento católico los caminantes se detenían para saludarla con oraciones o súplicas.
En el barrio de los obreros construyó la capilla de María Auxiliadora para que estos vivieran más su fe y estuvieran a sus plantas exponiendo sus necesidades. Tomó parte directa en las tandas de ejercicios espirituales que con frecuencia se hacen a los hombres. Se esforzaban por traer los mejores oradores y dirigía con su acostumbrada obilidad estas importantes secciones en las cuales las almas de sus compatriotas ganaban siempre.
Su huella ha sido luminosa en todas partes es por eso por lo que su nombre es estrechamente ligado al progreso moral y material de Fredonia. De Alicia Díez pudiéramos decir: que sus manos no han estado cruzadas sobre el pecho, sino al tiempo de orar.
Sus obras más importantes son:
· Fundó la sopa escolar en beneficio de los niños pobres.
· Creación del Almacén parroquial.
· La sociedad del mutuo auxilio.
· La beneficencia para los niños huérfanos.
· Catecismos para los niños.
· Fundó el café san Isidro.
· Fue presidenta de la asociación de hijas de María.
· Construcción de la Inmaculada.
Bibliografía
Toma de la “Defensa”, agosto de 1994.

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